30 de enero de 2013

Un itinerario de renovación comunitaria

Queremos ser una comunidad inmersa en este mundo, “de talla humana”, que sea lugar de acogida y de encuentro, en diálogo con otras comunidades, identificada con las Bienaventuranzas, y formada por personas “creyentes-esperantes-amantes”.
Para llegar a esta meta, el Itinerario de Renovación se presenta como un “catecumenado comunitario”, que ha de ayudarnos a descubrir el significado profundo de nuestro Bautismo y a aprender a vivir como creyentes en medio del mundo en el que el Señor nos ha colocado al servicio de la Buena Noticia. En este sentido, el Itinerario es una “iniciación” en la Palabra viva de Dios, en la oración y la liturgia, en la vida conforme al Evangelio, en la vida comunitaria y en el compromiso misionero, es decir, en todos las dimensiones del ser cristiano. La finalidad se puede concretar en aprender juntos, como si empezáramos ahora a ser cristianos, a “conocer-comprender-creer, celebrar, vivir y anunciar el Evangelio de Jesucristo y su mensaje del Reinado de Dios”.




El Itinerario se irá desarrollando a lo largo de los próximos cuatro años, según las etapas sucesivas en las que se desarrolla todo catecumenado, y que son las siguientes:
1.      Tiempo de sensibilización – preparación
2.      Primera etapa: creer el evangelio (contenidos: la Biblia – la Historia de la Salvación – el anuncio de Jesucristo)
3.      Segunda etapa: comprender el evangelio (contenidos: los Credos y las confesiones de fe)
4.      Tercera etapa: celebrar el evangelio (contenidos: la oración – el Padrenuestro – y la liturgia)
5.      Cuarta etapa: vivir y anunciar el evangelio (contenidos: los Sacramentos, la vida cristiana y el proyecto de vida personal y comunitario)
El Itinerario de Renovación Espiritual trata de ser el comienzo de una vida de permanente crecimiento espiritual, hasta que todos lleguemos a la meta: “Hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios; hasta que seamos personas cabales; hasta que alcancemos, en madurez y en plenitud, la talla de Cristo” (Efesios 4,13).
Para poder realizar esta tarea comunitaria, se requiere, por parte de todos y cada uno de nosotros, el cuidado de unas actitudes básicas:
1.      Pobreza, humildad, misericordia y acogida
2.      Escucha de la Palabra de Dios y disposición a la conversión y al cambio
3.      Seguimiento de Jesucristo
4.      Identificación con la Iglesia
5.      Compromiso con el Reinado de Dios
Para alcanzar las metas propuestas, la metodología que vamos a seguir a lo largo del Itinerario consiste en relacionar constantemente, en cada uno de los temas que desarrollemos, nuestras experiencias de vida, como creyentes en medio de este mundo, con la Sagrada Escritura, con la liturgia cristiana y con las distintas expresiones de la fe. Por eso el Itinerario no consiste sólo en “hacer estudios” bíblicos o doctrinales, sino sobre todo en un trabajo espiritual de examen de la propia vida y de la marcha de la iglesia, de mejorar nuestra vida de oración y de comunión entre los hermanos y hermanas, de vivir la liturgia como un encuentro semanal en torno a la Palabra de Dios, y de experimentar la virtud de los Sacramentos en la realidad de nuestras experiencias cotidianas. Y todo ello tomando siempre el Evangelio de Jesucristo y su anuncio del Reinado de Dios al mismo tiempo como punto de partida y como meta de llegada.
El Itinerario se va a desarrollar estructurado principalmente en torno a las Convivencias trimestrales, que se desarrollarán todas según el esquema que se ha expuesto al principio. En cada una de ellas, a partir de la evaluación del trabajo desarrollado en el trimestre anterior, profundizaremos y aplicaremos sus enseñanzas a la vida personal y comunitaria, y plantearemos el tema para el trimestre siguiente. Los meses en lo que no haya Convivencia dedicaremos también el culto de un domingo al trabajo del Itinerario, siguiendo la liturgia según el Año Cristiano, pero sustituyendo la predicación por el desarrollo catequético del tema correspondiente del Itinerario.
Además de estas ocasiones especiales, es necesario que el “caminar” del Itinerario sea asumido por toda la comunidad y cada uno de sus miembros, en el estudio y en la reflexión personal de los temas que se irán entregando, pero también en los cultos y en la predicación, y con la ayuda de murales y carteles, utilizando los medios informáticos, etc. Sólo si fuera necesario, se propondría la celebración de talleres o conferencias ocasionales. Y todo ello bien empapado por la oración, con la que todos podemos colaborar, y en la que contamos con el apoyo especial de las personas enfermas o ancianas, aunque no puedan participar en otras actividades.
De esta manera, aunque el responsable del desarrollo del Itinerario es el pastor junto con el Consejo de la Iglesia, se trata de una tarea esencialmente comunitaria que necesita ser asumida por todos, y en la que se pide a todos una participación activa, especialmente a todos los que desempeñan en la iglesia algún ministerio: en la Escuela Dominical, en la liturgia y la predicación, en la diaconía, etc.
Ponemos este proyecto de trabajo en las manos de Dios nuestro Padre, y de su Hijo Jesucristo, el Señor de la Iglesia, confiados en su presencia entre nosotros por medio de su Santo Espíritu. A él sea la gloria. Amén.

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