En 1924, mi
abuela materna ingresó como miembro simpatizante en la Iglesia Española
Reformada Episcopal, y yo lo hice como
alumno de la escuela dominical; desde entonces entré a formar parte del
coro como tiple, y del cuadro artístico de la Iglesia. Ya a los 19 años tome la
comunión, y desde entonces fui Miembro Comulgante de la Iglesia hasta el día hoy, que
tengo 95 años. Formé parte de la “Unión
Cristiana de Jóvenes”, de la que llegué a ser Presidente. En 1947 fui elegido
para formar parte de la Junta Parroquial de la Iglesia , siendo el más
joven de la misma. Más tarde fui secretario, instructor de la “Escuela Dominical”,
etc.
En los
tiempos del “dictador Franco” nuestra Iglesia fue perseguida por protestante y
varios de nuestros hermanos fueron incluso encarcelados. Pero la ayuda de Dios
fue sobre nosotros. No teniendo donde reunirnos, bajo mi responsabilidad lo
hicimos durante 5 años en mi propia casa, a pesar de los problemas que esto conllevaba.
Allí se formaron varios miembros nuevos. Uno de ellos, Pedro Arbiol, incluso
llegó a ser Pastor de la misma. Alguien dijo: “las cosas con el tiempo se borran”.
¡No! Dios me ayudó siempre, y aun lo
hace. Si no, ¿cómo estaría yo aquí con 95 años? ¿Por qué me tienes aun aquí
Dios mío? Este hombre me ayudó a estudiar la Biblia; él me enseñó a predicar tu
Palabra. Como prueba de alguna de mis actividades todavía queda alguna grabación
de mis clases a los alumnos que en aquellos tiempos formaban la Escuela Dominical.
Hubo
problemas internos entonces en I.E.R.E., y esto provocó la separación de un
grupo de la misma. Desde entonces quedamos huérfanos de local, teniendo que reunirnos
en nuestros domicilios particulares. Así lo hago constar en una de mis actas archivadas
como Secretario de la misma. Por aquel tiempo Pedro Arbiol abrió su Iglesia en
la calle de Goya, perteneciente a la Iglesia Evangélica
Española. Al final acordamos unirnos con ella, y Pedro se hizo cargo de la
nueva congregación. Tengo una caja llena de “casetes” con las predicaciones de
todos los reverendos que predicaron en esa iglesia, entre ellas la grabación de
la inauguración oficial de la
Iglesia de la calle de Goya.
Queridos
amigos y hermanos, desde entonces anida dentro de mí el recuerdo de aquella Iglesia
que yo conocí cuando solo tenía 7 años; hoy, con 95 años, pertenezco a la I.E.E.
hasta que Dios así lo quiera. Seáis como seáis, y de donde seáis, sabed que os
quiero, y deseo para cada uno de vosotros muchas bendiciones del Señor y todo
lo mejor, estando unidos en la fe con nuestro salvador Jesucristo. Si en algo a
alguien falté, perdón.
Paco Soriano
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